Isabel Pantoja, en la encrucijada: su testimonio será clave a favor de su hijo o de su hermano Agustín
Isabel Pantoja se enfrenta a la primera reclamación judicial presentada por su hijo Kiko Rivera este jueves. Declarará testigo de la acusación en la denuncia penal interpuesta por el Dj contra su tío Agustín Pantoja
“En Cantora se viven días difíciles y qué diferente sería todo si viviera Francisco Rivera Paquirri”. Aunque estoy completamente de acuerdo, la frase no es mía sino de un amigo de la familia que no entiende cómo Isabel Pantoja puede dormir por las noches. El cisma familiar provocado por la falta de entendimiento entre la cantante y su hijo, Kiko Rivera, a cuenta de la gestión de la herencia que le dejó su padre, el maestro Paquirri, al morir en septiembre de 1984, cuando él era tan solo un bebé, ha fracturado la familia de tal forma que no parece que hay vuelta atrás. Esta semana, tras casi un año de ruptura, tienen una cita en los juzgados. Su hijo la ha propuesto como testigo contra Agustín Pantoja.
Kiko Rivera decidió denunciar por la vía penal a su tío Agustín, mano derecha de su madre. El otrora cantante en activo ha actuado en su nombre en diferentes ocasiones. Agustín es investigado por los presuntos delitos de estafa y de apropiación indebida y tendrá que declarar este jueves ante un juez. La cantante tendrá que comparecer como testigo, a propuesta de su propio hijo. La cuestión es peliaguda: su testimonio es clave tanto para Agustín, el acusado, como para su Kiko, el denunciante. Cantora, de nuevo en el centro del conflicto. ¿Cómo se han gestionado las rentas de la finca? ¿Quién las ha cobrado? ¿Hay una cuenta bancaria en la que se hayan realizado ingresos a nombre de Francisco Rivera Pantoja? Explicaciones que ahora pide por la vía judicial y que el hijo menor de Paquirri asegura nunca obtuvo de su madre. Nunca le ha faltado nada económicamente cuando era un niño; nunca se preocupó por su legado. Su madre se encargaba y él confiaba. Pasada la adolescencia, la vida de Kiko Rivera se alejó de los estudios y se adentró en adicciones, según él mismo ha declarado, que le cambiaron la vida para mal. En lo último que pensaba era en cómo iba la finca, sus cuentas y sus rentas. Mamá y tío Agustín se encargaban de todo.
Isabel Pantoja, en una imagen reciente / Gtres
Fue después, cuando ya adulto padre de familia y con problemas económicos por falta de trabajo en el difícil año 2020 a causa de la COVID 19 cuando Kiko estalla. Cantora, la finca de su padre que tan importante es para la familia, está embargada. Su madre la fue utilizando durante los últimos años como garantía de pago frente a Hacienda, además de tener pendiente un millón de euros de hipoteca a la que no hace frente hace más doce meses. Kiko también atravesaba por un mal momento económico. Sin dinero, con alguna deuda y sin trabajo planteó a su madre tirar de patrimonio. Le propuso vender Cantora. Madre e hijo son copropietarios. La negativa de la artista no la encajó bien. La tensión entre ellos empezó a fraguarse muchos meses antes de que en agosto del aciago 2020 Kiko se marchara del cumpleaños de su madre. Ese día estalló. Descubrió que su madre no decía la verdad. La pilló, para su desgracia, en una mentira que además afectaba a sus hermanos mayores, Francisco y Cayetano, según él mismo ha declarado: los enseres de su padre que su madre llevaba negándoles 30 años estaban en Cantora. Desde aquel día, madre e hijo se hicieron la cruz.
Isabel Pantoja está sufriendo, entiendo, pero no da el paso de acercarse a su hijo y darle las explicaciones que reclama. Me atreví a decirle en la conversación que mantuvimos a los tres días de emitirse en directo la entrevista en la que Kiko la cuestionó por primera vez en público, que tenía un problema con su hijo y que debía hablar con él. “Coge el coche y ve a verlo”. Ya entonces me dijo que no lo haría y que confiaba que su hijo fuera a Cantora. Diez meses después, hay quien me dice que Isabel “solo quiere arreglar sus cosas e irse fuera de España”. Kiko le ha reprochado públicamente la forma de administrar su herencia e incluso ha cuestionado en varias entrevistas la atención que le ha dado en algunos momentos clave de su vida. Él también está sufriendo.
La cantante vive prácticamente recluida en Cantora, pero este jueves está obligada a salir. La testigo Pantoja tendrá que dar la cara ante un juzgado. Isabel en la encrucijada. Su testimonio es clave, tanto para apoyar a su hijo como para responsabilizar a su hermano.